Cuando conocí a Yiya, además de poder llorar sin parar comencé a sentir algo de alivio y de paz; no entendía por qué con la terapia mi ánimo mejoraba y poco a poco se fortalecía muy dentro de mí confianza, amor por mí mismo y deseo de cosas nuevas.
Encontré gracias a Yiya y su desinteresado amor por el universo, por los seres que lo habitamos y por su sensibilidad que nada pasa por sí solo, que era yo mismo el que llamaba lo que me pasaba y que mi entorno vibra de acuerdo a mi pensamiento y deseos.
Hoy puedo afirmar que la guía que recibí de parte de Yiya me ha puesto en una situación privilegiada y llena de regalos, aprendí y practico que soy único e irrepetible, soy un ser de luz y he re direccionado mi vida en todo sentido con tan sólo pedir, entregar, dejar que los ángeles entren en mi vida y cada día practicando para aprender a entender sus mensajes y ayudar a los que más pueda.
Estoy seguro que de haber encontrado a Yiya mucho antes no hubiera requerido de Psicólogos ni Psiquiatras, tan sólo el amor, la confianza y el desinterés que puso Yiya en mi fue el inicio de lo que hoy soy, un mejor padre, un mejor ser, un mejor hermano e hijo, un mejor compañero que tiene muchísimo por recorrer pero que ya sabe por dónde seguir.
En pocas palabras, con el grandísimo respeto, cariño y amor que tengo por Yiya, la he definido como mi gran Sensei.
Alonso Peñaranda Ponce de León